Conocer, entender y adecuar el entorno para implementar DevOps.

Si la cultura y el contexto de la organización son factores cruciales en los cuales enfocarse para implementar cualquier forma nueva de trabajar, la cultura combinada resultante debiera tener la suficiente potencia para impulsar los resultados deseados.

En el caso de DevOps, la cultura es, por supuesto, uno de los principales factores de éxito. Crear una cultura de compromiso colaborativo, con la suficiente claridad y transparencia y la más pronta retroalimentación como base para los equipos alto rendimiento.

Como parte de la cultura actual en los equipos de trabajo, la que felizmente ya está cambiando, aún existen equipos que trabajan en grupos aislados y de forma muy independiente. Esta situación sin duda, genera una falta de visibilidad de datos, información y resultados, que a su vez genera prioridades mal establecidas, planificación incompleta, búsqueda de culpables y su vez, actitudes de no hacerse cargo de las situaciones. Estos hechos provocan serias disminuciones en el rendimiento del equipo en cuanto a la calidad de los resultados y a la velocidad del trabajo.

DevOps, hace posible desarrollar una forma óptima de trabajo, con la definición de un conjunto mínimo de funcionalidades que aporten valor a cada iteración, y crea las condiciones necesarias para realizar un adecuado seguimiento visual de ello; de esta forma, las partes interesadas obtienen una conclusión clara de la capacidad del equipo de desarrollo y pueden planear y clasificar mejor las tareas por orden de prioridad, y así orientar y potenciar el esfuerzo hacia las tareas o áreas que más lo necesiten.

Para ello DevOps integra una serie de prácticas y esquemas ya conocidos como Kanban, Lean, ITIL®, Agile, etc. Que confluyen en una práctica sólida que permite y facilita adoptar un enfoque cultural diferente, capaz de permitirnos encaminar mejor el desarrollo y la operación, es decir integrar la visión del desarrollo (Dev – Development) con el de la operación (Ops – Operations).