Aspectos del cambio organizacional para adoptar una cultura de agilidad.

Lograr resultados distintos implica hacer las cosas, también, de manera distinta. Este razonamiento no es nuevo en lo absoluto, de hecho, tiene relación con una frase atribuida a Albert Einstein, que busca despertar el espíritu del cambio y la innovación para alcanzar mejores resultados cada vez.

En línea con ese razonamiento entonces, el cambio en el factor cultural de la organización es relevante para desarrollar nuevas formas de hacer las cosas para esos resultados que buscamos; esta parece ser una máxima para todas aquellas organizaciones que pretenden poner en práctica disciplinas, metodologías o marcos de trabajo para cualquier contexto.

Por tanto, el cambio cultural en la organización o la predisposición para ello, se convierte en uno de los aspectos más importantes y prácticamente indispensables para poner en marcha Scrum. El cambio está muy relacionado con adoptar nuevas formas de trabajo, que, entre otras cosas, permite que las personas conformen equipos que pasen a hacerse dueñas y responsables de lo que hacen, dejando de lado la figura de un solo responsable, actuando con autonomía y disciplina en la entrega rápida de valor, y con base en la inmediata retroalimentación del cliente.

En este contexto, el enfoque ágil o la cultura ágil, en el que se basa Scrum, requiere que los equipos estén integrados por miembros con diversas competencias necesarias para el desarrollo del producto. Este enfoque, de cierta forma es, como dijimos, uno de los muchos aspectos que, a su vez, contribuyen al escenario del cambio en la cultura organizacional que busca alcanzar de forma satisfactoria sus objetivos y metas, con la ejecución de iniciativas centradas en la adopción de Scrum o de cualquier marco ágil en el desarrollo de sus productos o servicios.