Las juntas diarias: conciliar sucesos, uniformizar criterios y coordinar acciones.

El seguimiento y el control de las tareas en el contexto de un proyecto, es una parte natural del proceso, que se ha adoptado y mantenido desde que se propuso la Teoría del Proceso Administrativo, y que sirve para comprobar que lo que se está haciendo es conforme a lo planificado.

En Scrum cada bloque de tiempo durante la ejecución, los sprints, requieren de revisiones diarias consensuadas para coordinar actividades, uniformizar criterios, dar cuenta de obstáculos o desafíos para las actividades del día, en relación con el objetivo planteado para ese bloque de tiempo. Así mismo, sirve también para verificar el avance, es decir, comprobar rápidamente que sí se hizo lo previsto, y si no, identificar las razones para ello.

Estas revisiones se realizan diariamente durante el periodo que dure el sprint, y por lo general, tiene una duración que no debería exceder los 15 minutos. En adición a lo antes señalado, las juntas diarias ayudan a retroalimentar al equipo en base a las experiencias e inquietudes individuales, lo que permite sincronizar, y a la vez, orientar mejor sus expectativas y energías en un sentido más óptimo para asegurar la mejora y la adaptación permanente, incluso, ante cambios que puedan surgir en el camino, hasta alcanzar un alto grado de productividad, lo más pronto posible.

El punto es que, al tener claro el propósito de las juntas diarias, es posible, además, enriquecer la práctica de tal manera que estas sean cada vez más efectivas, sin perder de vista la naturaleza del control, la coordinación y la sincronización de las actividades para asegurar que los objetivos del sprint, se cumplan bajo cualquier circunstancia.