Pensamiento disruptivo.

Desarrollar un pensamiento disruptivo es fundamental para la generación de ideas innovadoras, esto implica empoderar la imaginación saliendo de nuestra zona de confort, analizando sin límites.

Nos programan desde muy temprana edad a seguir reglas, a no imaginar, no innovar, no salirse de la caja e incluso a colorear sin salir de la raya.

Para lograr pensar de manera disruptiva se debe entrenar la mente a desaprender, a enfrentar situaciones que la obliguen a salir de molde, a revisar creencias y sustituirlas, y desarrollar la habilidad de ver las cosas de manera diferente.

Las ideas radicalmente novedosas pueden llegar a afectar drásticamente la industria, al punto de hacer que desaparezcan del mercado productos y/o servicios. Algunos ejemplos que destacan a través de la historia son: el ferrocarril, la máquina de coser, las armas de fuego, las máquinas de escribir, la maquina a vapor, la electricidad, entre otros.

Otro caso de innovación disruptiva es Internet, que ha revolucionado drásticamente muchos modelos de negocio. De hecho, muchas empresas que no consiguieron adaptar sus productos o servicios han acabado desapareciendo o afrontando una grave crisis.

Actualmente muchas de las organizaciones mejor posicionadas en el mercado son las que lograron adaptarse e innovar a un ritmo superior.