Investigar, la clave para mejorar la experiencia del usuario.

En circunstancias donde nuevas ideas, técnicas y prácticas para la gestión y el uso de tecnologías van y vienen constantemente, y la percepción del usuario está en una dinámica constante de cambios y de evolución; puede resultar contraproducente para quienes pretenden ofrecer soluciones, servicios, aplicaciones o interfaces capaces de hacer las tareas requeridas, la carencia de una visión clara de las necesidades, deseos, objetivos, usos y perspectivas de quienes son su grupo objetivo.

Lograr que las personas vivan la mejor experiencia posible con nuestros productos, soluciones o servicios es sin duda un enorme reto; para lograrlo, se requiere de un riguroso y profundo análisis de las necesidades, deseos y expectativas, así como explorar también, los diversos aspectos que definen, en general, la percepción de los usuarios.

Por tales razones, la investigación se convierte en una etapa crucial en la aplicación de un enfoque de diseño basado en el usuario, debido a que nos permite abordar el análisis de manera organizada y sistemática, de las razones y motivaciones que dan origen a las necesidades de clientes y usuarios en aspectos como: la identificación de roles, perfiles y patrones, así como la definición de su tipología, y el entendimiento de sus objetivos de cara al producto. Por supuesto, todo esto sin perder de vista al producto (solución o servicio) para los que se pueden abordar, entre otros, aspectos como la temática, los contenidos, la información y la comunicación; finalmente, entran en juego, otros aspectos como el propio modelo de negocio, el contexto, el entorno o los escenarios en los que deberán desenvolverse los productos (soluciones o servicios) que serán entregados a los usuarios.